El caso vuelve a sacudir al magisterio:
Olivia Corral Arriaga, exfuncionaria de la Ciudad de México, señalada por impedir el rescate de una joven atrapada entre los escombros tras el sismo de 2017, ha sido colocada en el corazón del sistema educativo de Morelos, donde decide los destinos del magisterio.

Según reportó La Jornada el 28 de septiembre de 2017, vecinos de Portales Sur acusaron a Corral de bloquear el paso a rescatistas que intentaban salvar la vida de Candelaria Tovilla, una chica que quedó sepultada tras el colapso de un edificio.
La nota fue contundente: “Vecinos culpan a Olivia Corral de impedir un rescate”. La joven, conocida con cariño como Candy, murió mientras la funcionaria negaba el acceso al auxilio.
(Fuente: La Jornada)

Hoy, esa misma funcionaria aparece en Morelos tratando con altanería y desprecio a las futuras docentes, imponiendo su voluntad en los procesos de USICAMM, el organismo encargado de plazas, promociones y nombramientos.
Testimonios de maestras en formación señalan que Corral las humilla, las ignora y las maltrata verbalmente, creando un ambiente de miedo e injusticia en el sector educativo.

“Esto es lo que quiere Margarita González Sarabia para el magisterio de Morelos…
¿No que ‘Morelos para los morelenses’?”

La indignación no es menor:
¿Cómo es posible que alguien señalada por dejar morir a una mujer y por abusos de autoridad hoy tenga poder sobre quienes forman el futuro educativo de Morelos?

El mensaje que se envía es devastador:
La impunidad viaja, cambia de oficina, pero sigue viva.

Mientras tanto, el magisterio observa con rabia contenida cómo Morelos se convierte en tierra de imposiciones, donde se castiga el mérito y se premia la complicidad.

Y la pregunta retumba una vez más:
¿Este es el “nuevo Morelos” que promete la gobernadora?